No entiendo, o creo no entender, a los lúcidos, aggiornados, conscientes, maduros, etc., que se ofuscan cuando desde una porción de la izquierda se reclama revisar algunos capítulos de la historia reciente, acusándola de "vivir con los ojos en la nuca", "anclada en el pasado", "agitando fantasmas que poco bien le hacen a la democracia" y varios etcéteras.
No entiendo por qué no mantienen el mismo criterio cuando se les presenta la oportunidad de amplificar las revelaciones de Zabalza sobre hechos y actitudes tupamaras no conocidas públicamente hasta ahora. Ventilar, revolver y agitar ese pasado reciente parece no ser, sólo en estos casos, propio de los que viven con los ojos en la nuca.
Se me hace que el discurso parte desde un sentimiento de posible culpa, de posible complicidad o, tal vez, solamente por reconocer una actitud negligente de aquel tiempo, que en ocasiones es la peor de las complicidades. Es más: en oportunidades me llega a parecer que en cierto grado se trata de un apoyo mudo, pues ni siquiera tienen huevos suficientes para decir: "me pareció bien".
Claro, lo mismo para el otro lado. Cuando se trata de revisar, hay que dejar que te vean la mochila y que sobre ello se pueda debatir. De lo contrario estamos en las mismas que cuando hablamos de "libertad de expresión" como de "la libertad de poder decir lo que se me antoja (yo o quienes coincidan conmigo)".