El martes a la noche la Mesa Política del Frente Amplio decidió ponerle la plancha en el pecho a la presidenta de la Junta Departamental de Florida, Jacqueline Dárdano. Ante iniciativa del MPP, la Mesa resolvió pasar “los antecedentes de las actuaciones” de la curul al Tribunal de Conducta Política. Si bien el texto de la resolución señala que el caso se “eleva” a “los órganos estipulados según lo indica el estatuto del Frente Amplio”, es sólo una forma, ya que dicho tribunal es dependiente del Plenario Nacional.
Dárdano -que a esta altura no dudo que ostenta el rótulo de ser el/la presidente/a de la Junta Departamental de Florida con mayor presencia mediática a nivel nacional- está más que caliente, y motivos no le faltan. El miércoles a la noche se reunió con la bancada oficialista y, como a Jaime, nadie le dijo nada. De sobrepique se interroga por qué no mandaron a Tabaré Vázquez al Tribunal de Conducta Política cuando vetó la ley de Salud Sexual y Reproductiva, y enumeró casos que, según interpreta, si los organismos del FA se guiaran con el criterio que aplican para con ella, terminaría con el tribunal saturado de trabajo. “Creo que hay otras actitudes de los frenteamplistas por las cuales habría que llevarlos en carros y en camiones a Montevideo a tribunales y no los llevamos”, dice.
El de Dárdano en el Frente Amplio es un buen ejemplo del cumplimiento reglamentario por sobre la necesidad estratégica. Incluso es buen ejemplo del cumplimiento reglamentario como acto de linchamiento por despecho. Pero no deja de ser eso: un cumplimiento de las normas de convivencia que alguna vez alguien escribió para organizar un colectivo de personas que, según uno cree en la adolescencia, tienen un objetivo en común, o al menos uno bastante parecido.
Que un edil se corte por sí mismo y, aduciendo que no se respeta lo que su sector le pudo haber prometido acerca de la presidencia de la Junta, decida formar un bloque mayoritario con la oposición, es, sin dudas, un hecho pasible de juzgamiento en el Tribunal de Conducta. Pero en el contexto en el cual la situación está inmersa, hacerlo parece más bien un acto kamikaze. En una lógica en la que aparentemente el FA tiene hoy 15 de los 16 votos necesarios para que no queden a mitad de camino las iniciativas del ejecutivo departamental e incluso las propias de la bancada oficialista en el deliberativo, los acercamientos gestionados por la presidencia del FA y por la bancada la pasada semana, manteniendo “positivas reuniones" con la presidenta de la JDF, se presentaban como los movimientos más racionales para neutralizar la situación. El martes 21 la Mesa Política, con la sangre caliente aún por la elección del 15 a 15 y la asunción de Dárdano, tuvo la oportunidad de meterle el cuchillo al caso, pero decidió no decidir nada, lo que habilitó esas posteriores negociaciones. Con el clima aparentemente más calmo, llegó ahora la plancha en el pecho, quizás con un olorcito a "la revancha es un plato que se sirve frío" (y peor si el mozo es el MPP, que fue el que llevó la iniciativa).
Dárdano queda golpeada, fundamentalmente porque es complicado pensar que esto no termine con alguna sanción pesada o quizás hasta una patada en el traste para mandarla a mudar del Frente Amplio. Pero por fuera de lo que recaiga sobre la edila, la fuerza política demostró una desconexión escalofriante entre órgano de conducción política y la bancada de ediles. Esta última y el ejecutivo comunal serán los que van a tener que cargar con el muerto ahora, tras los diez casilleros retrocedidos estratégicamente. Pero bue; fue ‘en cumplimiento del deber’.
viernes, 31 de julio de 2009
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