Se terminó la campaña. Se termina hoy en términos formales. Nunca pensé decir esto: no la aguantaba más.
Soy de los que están agazapados esperando los períodos electorales. Me alimenta ver cómo se para cada uno, las vueltas que intenta dar un colectivo, y cómo incide la proyección de voto en el discurso. Archivo propuestas, subrayo diarios (ahora más que nada copio y pego), y releo. Esta vez me sobró más de un mes. Juro que no la aguantaba más.
Suponía que después de las incontinencias verbales de Mujica y Lacalle en octubre, para noviembre se notaría un quiebre en la campaña. No. Fue peor. En el caso del FA, es cierto, jugó a no hacer olas sabedor que estaba casi en la orilla, y le salió bien. Unos cuantos metros mar adentro, el PN jugó a los manotazos de ahogado, y tarde se dio cuenta que estaba poniendo todas sus energías en agarrar nada, lo que es perder (energías, y, fuera de la metáfora, votos). El caso Feldman fue contraproducente. Ensuciar la cancha con spots anónimos, peor. Terminó haciendo agua en la interpelación. Se dio por vencido y salió a jugar, nuevamente, el partido del "equilibrio" y el de la "unión" entre los uruguayos. Es buena la estrategia, pero la táctica aplicada es contradictoria. Es que intenta vestirse de zurcidor de un modo que, en lo particular, me resulta bastante violento.
Este spot es una síntesis de lo que le ha pasado al PN. No tuvo, en toda la campaña, la facultad de convencer por propios motivos, sino pidiendo que se le acompañe por descarte, porque la otra opción podía ser catastrófica.
De todos modos hay que reconocer que en determinado momento se dio un interesante vuelco nacionalista pretendiendo los votos frenteamplistas de octubre, al admitir que ya no captaría más colorados ni independientes que los que las encuestas le anunciaban. Inistir con AMPLIO, con FRENTE, con ENCUENTRO y con los colores rojo, azul y blanco, es lo último que algún día Lacalle pensó que se vería obligado a hacer. Pero no dio pie en bola, fundamentalmente con el banco de imágenes argentino y la similitud que Ramiro Agulla tuvo con las piezas que él mismo había creado para Francisco de Narváez en Argentina.
Ante tanto yerro blanco, al FA le alcanzó con coserle la boca a Mujica y no hacer olas por ningún otro lado. Llega así a la orilla, haciendo la plancha, pero sin que sobre tanto tampoco.
Para esa estrategia, no vino nada mal la pieza con "A Don José"; la única que, admito, me movió algún tejido.
Claro que fue un penal meter a "don José" cuando el candidato es José. Prácticamente nadie la interpretó así. De haber sido, podría ser, también, contraproducente.
Pero más penal fue, en medio de una campaña en la que acusaron a Ramiro Agulla de plagiarse a sí mismo, el lanzar un spot que, de modo evidente, tuvo la génesis de su idea en Playing for Change.
jueves, 26 de noviembre de 2009
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