De esto hace ya una semana, o más, pero el trabajo no me ha dado tregua y quedó colgado. El caso es: la
lista 62, tradicionalmente
wilsonista, tuvo que anunciar su adhesión a la
precandidatura de
Luis Alberto Lacalle. Esto implicaría algunos movimientos internos, pues una agrupación tan
policromática como la Manuel Oribe, que tras cada campaña con 'alianzas electorales' queda
pipona de tragar dirigentes de todos los frentes de batalla del
Partido Nacional, no va a conseguir fácilmente las unanimidades necesarias para alinearse detrás del
ex presidente. Algunos (los
Martínez, padre e hijo, por ejemplo) ya se habían comprometido con
Vidalín, al tiempo que otros prefieren que la 62 vuelva a su senda
wilsonista en la interna blanca y se coloque apuntando hacia el guapo.
Pero ése no es el caso. Lo llamativo es que la
agrupación Manuel Oribe anunció que votará
"a Lacalle pero no al herrerismo". Se me presenta de inmediato la imagen de una elección en un país europeo (Alemania, creo), donde la cosa se definía entre un candidato de la derecha y uno de la
ultraderecha. Muchos izquierdistas, resignados, fueron a votar al menos peor. En una foto aparecía un ciudadano no muy joven con un cartel que decía, palabras más palabras menos:
"Fulanito (refiriéndose al candidato)
sepa que me vinieron náuseas y vomité cuando lo voté". No creo que haya muchos blancos a los que les den
náuseas votar a
Lacalle, que le sobra paño para ganarse el sufragio de los nacionalistas de todas las elecciones, pero al parecer los dirigentes de la 62 sí entendieron que a muchos de sus simpatizantes les podía dar náuseas el sentirse "
herreristas". Tal vez se manejen con la experiencia de las internas del 2004, cuando también corrieron con el
Cuqui.
Las cosas como son:
Luis Alberto viene diciendo hace rato que pretende representar
"mucho más que el herrerismo", y es que tiene claro que ése "nicho electoral" no va a tener muchos más clientes de los que ya tiene. Es más: la mayoría son clientes de él mismo más que del sector. Tal vez lo que más lo inquiete sea que sabe que, dentro del
Partido Nacional, ya llegó a su techo de 'recuperados' de
Alianza Nacional. Como la batalla grande se da en la
centroizquierda del electorado (no perderse
'Al centro y adentro' de
Jaime Yaffé) y el
Cuqui no está dispuesto a empezar a vender a esta altura una imagen hacia ese lado, tiene claro que hay que "arrebatarle" gente a
Pedro. Supongo que por eso ahora intenta diferenciarse: porque son demasiado parecidos y ambos caen bien en gente muy similar, aunque
Luis Alberto sea
incomparable (bien que quisieran muchos que hubiese un
Cuqui de izquierda).
En esas vueltas se entiende perfecto por qué está hablando de 'un gran movimiento' y por qué le tira líneas a los 'ciudadanos colorados' que no saben si confirmarle la mayoría interna a
Pedro o darle un poco más de utilidad al voto y acompañar a alguien que tiene bastante más posibilidades de llegar al menos a pelear la presidencia.
Así está el mundo. Entre los
wilsonistas que votan al
hererismo pero no quieren ser
herreristas, y el
Cuqui que no niega ser
herrerista pero sabe que mejor es ser
"mucho más que el herrerismo", surge el
sublema Patria Nueva, que ya está registrado en la Corte Electoral.
Diga que se inauguró oficialmente la interna blanca, porque por el resto ya me estaba durmiendo.