Me meto en un palo que no había explotado hasta el momento. Es que algunas cosas me obligan, independientemente de que no soy precisamente el más habilitado para achacar cosas así.
Según Espectador.com (uno de los sitios que más visito a diario, hay que decirlo), en Tacuarembó está amaneciendo a eso de las dos o tres de la tarde. No sé bien. Lo único claro es que entre las 8:30 y las 13:30 el sol brilla, pero por su ausencia.