Los muchachos llegaron tempranito, tuvieron los medios a su disposición, hablaron y hablaron fustigando la actitud del Ejecutivo ante el conflicto en Salud Pública, denostando la propuesta de Rubio de reforma constitucional y, lógicamente, criticando la ausencia de Tabaré.
Fueron en patota a la alfombra roja en la Piedra Alta y al palco presidencial en el desfile. Incluso los dirigentes departamentales se idearon una suerte de tercer palco entre los dos armados por la Intendencia; estaban ellos ahí, parados en la vereda, pero parecía que su lugar había sido dispuesto por la organización.
Pero en esa de robarse las miradas con un par de movimientos, el Cuqui juega mejor. El tipo fue y se colocó donde había que estar. Juro que si fuese extranjero, o un uruguayo bastante distraído, me paraba frente al palco y afirmaba sin temor a errarle que el presidente de la República era el canoso.