jueves, 22 de octubre de 2009

Ante todo, ningún voto es inútil


“me vienen a convidar a arrepentirme 
(…) 
me vienen a convidar a indefinirme 
me vienen a convidar a tanta mierda” 
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Enseñanzas primarias.  En junio de este año, cuando quedaban pocos días para las internas, la columna semanal de Marcelo Jelen en La Diaria se tituló “Enseñanzas primarias”. Se me ocurre que, incluso, tiene más validez por estas horas que por aquellas, que la tenía y mucha.
Refresco algunos párrafos (y hasta me tomo el atrevimiento de editar un poco).

“Hace un cuarto de siglo que Uruguay puso fin a la peor dictadura de su historia. Desde entonces, hubo elecciones generales cada cinco años, sin excepción, así como consultas ciudadanas de variada índole y unos cuantos comicios partidarios internos.
En los pasados 20 años se han turnado al frente del gobierno uruguayo tres grandes partidos. De un lema centenario a otro y de éstos a un tercero de signo muy distinto. Se crearon y se rompieron coaliciones. No hubo cataclismos. Pocas naciones pueden enorgullecerse de algo así.
Hubo, además, dos fuertes crisis económicas y algunos escándalos de corrupción. Uruguay sobrevivió a todo eso sin terremotos institucionales. Alcanza mirar a los dos países vecinos, ambos gigantes con vocación de potencia mundial, para advertir que con mucho menos las masas pueden salir a la calle exigiendo impeachments o “que se vayan todos”.
Cualquier extranjero, cualquier extraterrestre al que le cuenten esto creerá que la democracia uruguaya tiene una calidad envidiable. Que nada hay que temer ante el dictamen de las urnas en octubre, ni en noviembre, si llega a ser necesaria una segunda vuelta. Que ningún cambio puede poner en peligro la solidez de las instituciones.
Hasta que hablan los aspirantes a la presidencia y sus colaboradores. Hablan, gritan, se desgañitan, gesticulan, se ofenden. El mensaje casi unánime suena a amenaza. Si elegís a otro, habrá desastre. 

(…)
Los candidatos intentarán convencer a los votantes de que los elijan. Podrían recordarles desde sus tribunas, además, que ningún voto es inútil. Que de eso se trata la democracia. Hasta ahora no lo han hecho.
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Mayoría parlamentaria. Vale la pena la entrevista a Daniel Chasquetti  en Voces.  Está en la edición 231. Lo que descubre el politólogo es que, a diferencia de lo que todos creemos, los proyectos enviados por el Ejecutivo en este período han sido modificados mucho más que lo que se le modificaba a los gobiernos anteriores. En conclusión: la aplanadora no es tan aplanadora.
Pero igual así, es aplanadora. 
Es que el FA resuelve en el Palacio Legislativo sus diferencias internas. A diferencia de cuando se modificaban los proyectos en los otros períodos postdictadura, en este caso las variantes han venido casis siempre para incluir al propio Frente y no tanto a la oposición.
Copio y pego un fragmento:
 Durante este período el Frente Amplio tuvo mayoría y sin embargo las leyes del Ejecutivo fueron modificadas prácticamente el doble que en gobiernos anteriores. O sea, mientras a Sanguinetti o Batlle le modificaban uno de cada diez proyectos que enviaban, a Vázquez le modificaban tres de cada diez. Eso es muy curioso, porque cuando uno escucha los discursos y las evaluaciones que hay sobre el Parlamento se cree que había una máquina aplanadora.
 ¿Se puede establecer que la mayoría de esas modificaciones fueron introducidas por el propio Frente Amplio?
 No. Bueno, creo que no son involuntarios, simplemente que me da la impresión de que antes había menos cambios porque la dispersión ideológica dentro de los dos partidos tradicionales es muy corta. Cuando uno mira los partidos tradicionales o se hacen estudios preguntando “¿Qué tipo de preferencias tiene sobre políticas o cómo se ubican en la escala ideológica: izquierda o derecha?” prácticamente blancos y colorados están montados. En cambio, cuando uno revisa el Frente Amplio, hay mayor dispersión, entonces los costos de transacción que tenían blancos y colorados eran menores a los del Frente. En realidad, la mayoría que tiene el Frente no se traduce automáticamente en un proceso más lineal sino en un proceso más trabado, porque el Ejecutivo manda pero adentro del Parlamento se tienen que poner de acuerdo los sectores. En cambio, con blancos y colorados, al haber un acuerdo bastante mayor, los proyectos pasaban más rápidos. O sea, las coaliciones blancas y coloradas eran más eficientes que el gobierno del partido del Frente. Esa es un poco la conclusión.
 ¿Se puede hablar de eficiencia?
 En realidad, todos los partidos se manejan con la misma escala de preferencia. Estando en el gobierno, a la hora de tramitar una ley, van a tratar siempre de que la voten todos, porque eso le da a cada ley mayor legitimidad. Sin embargo, vos ves que las modificaciones que se hacen dentro del Parlamento, casi el 60% de ellas, son para resolver problemas de la interna del Frente Amplio; o sea, no son para incorporar a la oposición. En cambio, en el período anterior las modificaciones que había eran en buena medida para incorporar al Frente. En los partidos tradicionales hay prácticamente dos agentes en cada partido, en cambio en el FA tenés como cinco, seis agentes que tienen su opinión y su forma de ver las cosas. Eso quedó demostrado a la hora de elegir un candidato”. 
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Condiciona confiabilidad del intendente. En la carrera hacia las presidenciales, me encontré con material de sobra, pero no me sobraba tiempo. Dos episodios son inevitables en Florida. El primero: los chispazos internos en el Partido Colorado, generados por Vamos Uruguay al recordar que “la única forma de votar a Pedro al senado” es con la lista 10, lo que es cierto. Era de suponer que superadas las internas, la 22 reapareciera amenazante, pues para los colorados era inevitable votar a Bordaberry a la presidencia con la lista que sea. Evidentemente Juan Justo Amaro podrá tener su liderazgo deslucido con respecto a viejas contiendas, pero para nada ha desaparecido. Estos chispazos son muestra de ello.
El otro episodio tiene como protagonista al ex intendete Cono Alfredo Brescia, pero en este caso a través de un spot radial. No queda claro si quiere decir que él será candidato a intendente y que en octubre apoya a Gervasio Martínez (lista 2004, Alianza Nacional), o que sólo si Gervasio es diputado el próximo intendente podrá ser de confiar. No me quedó muy claro.