Tiene que incendiarse una escuela entera para que pase algo fuera de la urbe, pero no es lo más triste. Lo deprimente es que haya que viajar a ver una escuela quemada para saber que hay vida más allá de la urbe, y encima como nos resulta novedoso, salir a contarlo como noticia: “señoras y señores, estamos en condiciones de informarles que hay vida, y de algún modo diferente, con intereses por lo menos ‘raros’ y sin apetencias que deberían ser ‘básicas’ para cualquier ser humano… vean ustedes, señoras y señores”. Es decir: tiene que pasar algo para que los medios que hacen cobertura de las noticias nacionales se enteren que hay una realidad dentro de esa nación que, como ellos ignoran o conocen a gatas, suponen que todo aquel que los consume está en la mismas.
El uruguayo tiene para consumir como "nacionales" medios amoldados a la mentalidad montevideana, si es que existe una. Acordemos que sí se da una lista de condiciones que hacen a un colectivo montevideano, y en cierto grado también muy parcial (alcanza apenas con ver ‘Aparte’ para que no quede la más mínima duda). El consenso es que puede llegar a existir una ‘lógica’ del monte sexto.
Las noticias capitalinas parecen ser por antonomasia noticias nacionales, y cuando aparece algo proveniente del interior es destacado como tal (como “del interior”, que viene a ser como una cosa diferente a la “nacional”).
El informativo de uno de los canales de aire montevideanos llegó hasta Chilcas y Chingolas, en el noreste del departamento de Florida, para ver cómo quedó la escuela que se quemó la semana pasada, y de paso, casi como dato complementario al incendio, surgió una nota con un vecino, hombre de campo como otros 125 mil uruguayos, y una vecina, mujer de campo como otras 125 mil uruguayas, preguntándole si se iría de ahí (no suelo ver que salgan puerta a puerta en Montevideo tras cubrir un incendio a preguntarle a los vecinos si se irían de la ciudad), si tenían tele (y resulta que uno no tenía a color!!!, haberse visto tamaña locura!!), preguntas que de sobrepique ligo a un razonamiento inmediato: “yo si fuera usted me iría don”, muy respetable por cierto, pero más propio del periodista (montevideano, es decir nacional), que del don o la doña (del interior profundo del interior uruguayo, lo que queda por fuera de la cobertura ‘nacional’), aunque sea una realidad que, aunque no todos la vivan directamente, sí conocen bien 1.500.000 uruguayos, lo que es algo así como medio país.
Por un momento sospeché que el canal tenía la impresión de estar en una suerte de zoológico, pero con la peculiaridad de que en éste se podía hablar con los animales.
Mientras los medios montevideanos se convenzan a ellos mismos que sus razonamientos lógicos representan la lógica nacional, tendremos del otro lado medio país convencido, inconscientemente, de ser montevideanos viviendo en un lugar equivocado, o al menos un lugar donde no vale mucho la pena vivir.