El diputado Enrique Pintado osó plantear un tema de corte ideológico en medio de una campaña interna. Haberse visto tamaña insolencia. En una entrevista que Lucas Silva y Natalia Uval le hicieron para La Diaria, el legislador astorista tuvo el prurito de indicar que, entre las características que diferencian a los asambleístas de los emepepistas, una es la visión que han tenido acerca de la democracia, señalando que no le parecía para nada que ‘unidad’ signifique callarse debates esenciales, como suelen querer los más hemipléjicos. No precisamente le devolvieron flores, pero nadie salió a desmentirlo.
"- ¿Existen proyectos de país distintos en la izquierda? ¿Se deben explicitar?
- Hay una especie de temor raro a la ruptura de la unidad, y yo no concibo que la unidad sea sobre la base del silencio. No creo en la unidad sin debate. La izquierda no se formó así. Porque no somos iguales, no tenemos los mismos objetivos finales. Incluso es distinto cómo nos plantamos en el pasado frente a la democracia. Algunos pensaban que ésta era una democracia burguesa, y cuando la perdieron se dieron cuenta de que no era tanto una cuestión de herramienta, que era un fin en sí mismo. La unidad no se rompe por el debate de ideas, se rompe cuando no hay síntesis o acuerdo posible."
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José Mujica respondió, según informó radio El Espectador, que “hay gente que no se ha dado cuenta” que la pelea electoral está en octubre y no en junio. “Espero que el pueblo frenteamplista los ponga en vereda”, agregó.
A La Diaria le comentó que "priorizar la interna" por sobre la unidad le resulta "incalificable".
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De inmediato este episodio me trajo a la memoria -además de todo lo achacable al sector de Mujica si se entra en una lógica de hacer o no hacer, o de decir o no decir en virtud de estrategia electoral- la entrevista que Daniel Feldman y Alfredo García le hicieron a Luis Eduardo González hace ya tres años, para el semanario Voces.
Mostrando en sus manos el principal texto aprobado en el congreso del MPP de fines de 2005, el politólogo comentaba: “…este es un documento muy importante. No se lo puedo jurar, pero me parece que la palabra democracia aparece cero veces* en todo el texto, y es un texto extenso. Dicho sea de paso, felicitaciones para ustedes que fueron los únicos que lo publicaron entero. Como les decía, la palabra democracia no aparece en ningún momento y eso difícilmente sea accidental. Seamos francos, para un tipo de mi edad eso es un problema. Es un documento que trata de examinar la estrategia y la táctica, el norte y las maneras de llegar, pero no hay ni siquiera una mención a la palabra democracia. No son asuntos menores. Cuando uno examina la manera en que se escribe, la narración de lo que fue el enfrentamiento de la izquierda por un lado y los militares por otro, la imagen dominante, que uno la ve en los jóvenes, es que el gobierno era malo y le pegaba a la izquierda. Entonces la izquierda es heroica. Pero desde mi punto de vista esa es una imagen parcial. Hubo un momento en que eso llegó a ser cierto, pero también hubo momentos anteriores donde los problemas eran ciertas maneras de ver y entender lo que la democracia era. Eso suponía que Uruguay a principios de los años '60 no era una democracia. Yo creo dos cosas: creo que Uruguay ahora es una democracia. Pero creo que si este juicio es aceptado, no hay más remedio que aceptar que el Uruguay de los '60 también era una democracia. Me parece muy difícil decir que sí para un momento y que no para el otro. Entonces, una visión que quiere construir un futuro mejor, que quiere construir la buena vida para el Uruguay y los uruguayos creo que no se puede dar el lujo de pasar por alto estas cosas. Para tener entusiasmos comunes es necesario tener una brújula compartible. Lo mismo vale para la cuestión del socialismo. O para la oposición capitalismo - socialismo. Le puedo decir como termina este documento diciendo "tenemos que ir al socialismo porque es bueno, no porque sea necesario". Entonces explíquenme cuál es ese socialismo y si existe o existió alguna vez en la Tierra. ¿Hay algún ejemplo? Si no lo hay, ¿es una construcción enteramente nueva? ¿Cuál es el sentido razonable de que tres millones, una tribu muy pequeña, se pongan a construir algo que no existe en ningún lugar del mundo? Por lo menos quizás existan aproximaciones, estaciones intermedias… no me refiero a Estación Carnelli que se ve que no funcionó, pero alguna otra estación. El partido de gobierno tendría que clarificar su pensamiento, y ayudarnos a los uruguayos a tomar nuestras decisiones”.
(* Me tomé el trabajo de buscar, y aparece una vez, lo cual es casi lo mismo)
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Este jueves temprano comencé a leer la edición 202 de Voces, que ese día tenía ya una semana. Aunque era previa al episodio en cuestión, la entrevista central que Jorge Lauro y Alfredo García le hicieron a Gerardo Caetano tiene algunas referencias al problema de la democracia no asumida (la entrevista no tiene un gramo de desperdicio).
"- ¿Cuáles son los valores de izquierda para vos?
- Uno apunta a que el mundo y la condición humana que heredamos pueden cambiar para mejor. Podemos discutir ¿qué es cambiar para mejor? Yo, por ejemplo, creo que de modo alguno el mundo puede cambiar para mejor sacrificando la libertad y creo que en algunos momentos, gente que se creía “de izquierda” creyó que construir la igualdad valía el precio de perder la libertad. Me parece una transacción inadmisible (…).
Yo creo efectivamente que muchas veces, quienes se han autoproclamado de izquierda, perdieron el rumbo y creyeron que se podía cambiar una sociedad desde lógicas totalitarias.
- ¿La izquierda uruguaya venció las lógicas totalitarias?
- No. Hay ciertos enemigos que se llevan adentro que no se terminan de vencer nunca, ciertas tentaciones que van a convivir con nosotros siempre. La idea de creer que una sociedad, cualquier sociedad, puede derrotar definitivamente este tipo de cosas es un error garrafal (…).
La necesidad de prevenir en forma cotidiana contra estos flagelos nos impone una actitud permanente de alerta, un aprendizaje sistemático y sin fin. Bueno, un hombre de izquierda es alguien que para definirse como tal tiene que pensar y problematizar siempre. No hay izquierda ni tampoco humanismo posibles sin conciencia crítica. Y por cierto que esto lleva a pluralizar eso de la izquierda en izquierdas, así como en no postular que ellas son depositarias monopólicas del bien.
- Históricamente en el Uruguay, las izquierdas en casi todas sus versiones (desde el PCU hasta el MLN), han despreciado a la democracia burguesa.
- Sin lugar a dudas, negaron la democracia liberal, más en algunas versiones y menos en otras. La derecha también y el centro también. Hubo dos brújulas que se perdieron para mí, la democrática y la de la no violencia. Es necesario afirmar una idea de afirmación de la democracia como ese campo de procedimientos y de virtudes, en el que se instalan todas las otras definiciones, pero en el que tenemos que converger con nuestros otros, para debatir mejor y de modo más fértil. La otra “brújula” innegociable es el escenario de la no violencia: no hay fin que justifique los medios.
Yo diría que hoy las izquierdas uruguayas en su mayoría han hecho una revisión razonable respecto a estos dos temas. Esto no quiere decir que no haya comportamientos poco democráticos y a veces ciertas nostalgias violentistas, tal vez menos de lo segundo que de lo primero, pero estas últimas también a veces aparecen y son preocupantes. Después de haber sido oposición durante tantos años, en el respeto inclaudicable a los valores de los procedimientos democráticos, la izquierda debe ser mucho más fuerte"
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Ahora, en medio de una crisis de certezas electivas (por primera vez desde que voto no sé muy bien qué voy a hacer), recuerdo una instancia en la cual, tras una extensa argumentación de un socialista a favor de un criterio de interpretación de estatutos que -aunque no le cayera bien al expositor- beneficiaba al MPP, dos integrantes de ese sector se acercaron para felicitarlo por lo dicho, apuntando al unísono: "la única objeción que te hacemos es en eso de la democracia".