El Partido Nacional perdió el pasado mes a su figura más importante en el plano departamental. Andrés Alejo Arocena Noceti, intendente durante el período 2000-2005 y candidato fundamental en las aspiraciones blancas de recuperar la Intendencia de Florida, falleció en la madrugada del lunes 12 de enero a los 73 años de edad, producto de un paro cardíaco sufrido en su casa de veraneo en Punta del Este.
En los últimos años el dirigente nacionalista evidenciaba un desmejoramiento en su salud, producto de un problema arterial del cual se negaba a ser intervenido, según explicaron allegados. A ello se sumaba el haber soportado una racha negativa que comenzó en mayo de 2005 con la derrota por sólo 372 votos en las elecciones municipales, y que incluye el fallecimiento de su esposa Malena (María Magdalena Argul) el 28 de junio de ese año, la necesidad de vender la bodega en La Cruz, el procesamiento con prisión definido por la Justicia en diciembre de 2006 y el pedido de condena del fiscal Leonardo Morales en octubre de 2008, además de los propios inconvenientes de salud.
Polista, empresario y político
Nacido en Montevideo el 14 de mayo de 1935, de niño se hizo simpatizante de Montevideo Wanderers, al tiempo que en la juventud practicó polo, llegando incluso a representar a Uruguay en torneos internacionales.
Padre de cuatro hijos (Magdalena, José, Sarah y Alejandro) y con una descendencia de once nietos (“armo un cuadro de fútbol”, solía decir a sus amigos), Arocena había dejado la actividad empresarial en 2006 al vender su bodega ‘Vinos de La Cruz’ (ex ‘Sociedad Vitícola Uruguaya’) a un inversor italiano, pero no pudo dejar su dedicación a la actividad política, en la cual de hecho ya había comenzando la campaña hacia las próximas elecciones nacionales y departamentales.
Intendente, sueño en el que insistió
Hijo de un empresario vitivinícola con actividad en gremiales agropecuarias e incluso diputado por Florida, el doctor Julio Arocena Folle, con menos de treinta años de edad Andrés Arocena se desempeñó como edil local de La Cruz, siendo designado en 1966 secretario general de la IMF por el intendente Asdrúbal Alzati.
En 1971, a los 36 años, fue candidato a la intendencia por la lista 62 ‘Agrupación Manuel Oribe’, que pese a ser fundada por blancos independientes comenzaba por esa época a filiarse al wilsonismo. Las elecciones del ‘71 las perdió por sólo 120 votos.
Durante algunos años de la dictadura militar presidió la Asociación Rural de Florida, siendo en calidad de presidente de esa gremial agropecuaria que emitió un discurso con críticas al gobierno de facto, lo que le valió ser ‘invitado’, al bajar del estrado instalado en la plaza Asamblea, a cruzar la calle e ingresar a la Jefatura de Policía.
En 1984 se postuló nuevamente a la comuna, siendo el candidato más votado, pero la ley de lemas hizo que la elección fuese ganada por el Partido Colorado.
Un año más tarde, recomendado por Wilson, fue designado para integrar el directorio interventor del Banco Comercial, hasta 1987, reintentando en 1989 cumplir su sueño de jefe comunal. La lista 62 fue la más votada, pero pese a que el Partido Nacional ganó las elecciones, los sublemas que acompañaban a Cono Alfredo Brescia sumaban más, por lo cual fue éste el intendente.
En ese período fue suplente de Alberto Zumarán en el Senado, actuando como legislador en varias oportunidades.
En 1995, tras lanzarse el año anterior -sin fortuna- a la diputación, fue designado director de Antel.
En el 2000 finalmente hizo realidad su sueño, ganándole la intendencia al hoy senador Juan Justo Amaro.
El 8 de mayo de 2005 fue por la reelección, pero perdió por 372 votos frente al actual intendente, Juan Francisco Giachetto.Se preparaba para dar una nueva batalla, presentándose en el mapa político local como el candidato en mejores condiciones de pelearle la intendencia a Giachetto.
Los peores años
Es imposible dudar que los últimos años fueron los más complicados para Arocena. Tras haber sido publicada en noviembre de 2004 la investigación que desnudaba la existencia de la barraca El Telón, narrando su relación comercial con la IMF, la Junta Departamental instaló (a instancias del edil blanco Jesús Bentancor) una comisión investigadora que no sólo puso la lupa encima de El Telón, sino también sobre todo el sistema de compras de la comuna. Los resultados de la investigación (ya he dedicado bastante tinta al asunto, así que en esta oportunidad omito) fueron llevados por la Junta Departamental a la Justicia, la cual dos años y medio más tarde, teniendo también información que aportó la actual gestión de la IMF, lo procesó con prisión por el delito de abuso de funciones en reiteración real, y un delito de falsificación de documento.
Antes de eso, tras la derrota electoral por ajustadísimo margen, tuvo que soportar el golpe más duro de todos: la muerte de su esposa, Malena. Le siguieron la necesidad de vender la bodega de La Cruz (siempre dijo que salió con menos plata de la que entró a la IMF), algunos problemas de salud y por último, luego de haber conseguido la libertad tras 370 días de prisión domiciliaria, el pedido de condena por siete delitos de abuso de funciones, al cual estaba haciendo frente.
Dos visiones cercanas
El día que escribí esta reseña de la vida de Arocena, había hablado por la mañana con Gervasio Martínez, que fue una de las personas que políticamente estuvo más cerca suyo durante tres décadas, y con Francisco Gallinal, líder nacional de la facción blanca que actualmente integra la Agrupación Manuel Oribe: Correntada Wilsonista.
Gervasio no pudo soslayar la cercanía de Arocena con Wilson Ferreira Aldunate, recordando que fue el padre del recientemente fallecido uno de los primeros en señalar a Wilson como un potencial candidato a la presidencia. De hecho el actual integrante de Alianza Nacional aún tiene en la memoria cuando, a fines la década del ‘60, “siendo muy chico” –según indicó- asistió al almuerzo en el “Salón Maravilla” que sirvió de acto de adhesión de la Agrupación Manuel Oribe al Movimiento Por La Patria.
Pero por sobre todas las cosas Gervasio Martínez tiene presente a Andrés Arocena como el dirigente que alentó el ingreso de una camada de jóvenes a la actividad política, pero no para llenar ‘clubs’ o hacer bulto en reuniones o actos, sino a participar. “Para toda decisión él siempre decía: ‘tengo que hablar con los muchachos’…”, recordó Gervasio.
En ese contexto, no les llamó la atención –explicó- que “en medio de la resistencia de la dictadura” haya respaldado la creación del Centro Cultural de Jóvenes que, entre otras cosas, organizó jornadas de canto popular con algunas figuras proscriptas. “Vinieron Estramín y Fosatti, y se cantaba ‘Hasta sucumbir’. Nosotros, si no hubiese sido por el apoyo de Andrés, en realidad no me imagino que nos hubiésemos animado a tanto”, comentó.
En los últimos años el dirigente nacionalista evidenciaba un desmejoramiento en su salud, producto de un problema arterial del cual se negaba a ser intervenido, según explicaron allegados. A ello se sumaba el haber soportado una racha negativa que comenzó en mayo de 2005 con la derrota por sólo 372 votos en las elecciones municipales, y que incluye el fallecimiento de su esposa Malena (María Magdalena Argul) el 28 de junio de ese año, la necesidad de vender la bodega en La Cruz, el procesamiento con prisión definido por la Justicia en diciembre de 2006 y el pedido de condena del fiscal Leonardo Morales en octubre de 2008, además de los propios inconvenientes de salud.
Polista, empresario y político
Nacido en Montevideo el 14 de mayo de 1935, de niño se hizo simpatizante de Montevideo Wanderers, al tiempo que en la juventud practicó polo, llegando incluso a representar a Uruguay en torneos internacionales.
Padre de cuatro hijos (Magdalena, José, Sarah y Alejandro) y con una descendencia de once nietos (“armo un cuadro de fútbol”, solía decir a sus amigos), Arocena había dejado la actividad empresarial en 2006 al vender su bodega ‘Vinos de La Cruz’ (ex ‘Sociedad Vitícola Uruguaya’) a un inversor italiano, pero no pudo dejar su dedicación a la actividad política, en la cual de hecho ya había comenzando la campaña hacia las próximas elecciones nacionales y departamentales.
Intendente, sueño en el que insistió
Hijo de un empresario vitivinícola con actividad en gremiales agropecuarias e incluso diputado por Florida, el doctor Julio Arocena Folle, con menos de treinta años de edad Andrés Arocena se desempeñó como edil local de La Cruz, siendo designado en 1966 secretario general de la IMF por el intendente Asdrúbal Alzati.
En 1971, a los 36 años, fue candidato a la intendencia por la lista 62 ‘Agrupación Manuel Oribe’, que pese a ser fundada por blancos independientes comenzaba por esa época a filiarse al wilsonismo. Las elecciones del ‘71 las perdió por sólo 120 votos.
Durante algunos años de la dictadura militar presidió la Asociación Rural de Florida, siendo en calidad de presidente de esa gremial agropecuaria que emitió un discurso con críticas al gobierno de facto, lo que le valió ser ‘invitado’, al bajar del estrado instalado en la plaza Asamblea, a cruzar la calle e ingresar a la Jefatura de Policía.
En 1984 se postuló nuevamente a la comuna, siendo el candidato más votado, pero la ley de lemas hizo que la elección fuese ganada por el Partido Colorado.
Un año más tarde, recomendado por Wilson, fue designado para integrar el directorio interventor del Banco Comercial, hasta 1987, reintentando en 1989 cumplir su sueño de jefe comunal. La lista 62 fue la más votada, pero pese a que el Partido Nacional ganó las elecciones, los sublemas que acompañaban a Cono Alfredo Brescia sumaban más, por lo cual fue éste el intendente.
En ese período fue suplente de Alberto Zumarán en el Senado, actuando como legislador en varias oportunidades.
En 1995, tras lanzarse el año anterior -sin fortuna- a la diputación, fue designado director de Antel.
En el 2000 finalmente hizo realidad su sueño, ganándole la intendencia al hoy senador Juan Justo Amaro.
El 8 de mayo de 2005 fue por la reelección, pero perdió por 372 votos frente al actual intendente, Juan Francisco Giachetto.Se preparaba para dar una nueva batalla, presentándose en el mapa político local como el candidato en mejores condiciones de pelearle la intendencia a Giachetto.
Los peores años
Es imposible dudar que los últimos años fueron los más complicados para Arocena. Tras haber sido publicada en noviembre de 2004 la investigación que desnudaba la existencia de la barraca El Telón, narrando su relación comercial con la IMF, la Junta Departamental instaló (a instancias del edil blanco Jesús Bentancor) una comisión investigadora que no sólo puso la lupa encima de El Telón, sino también sobre todo el sistema de compras de la comuna. Los resultados de la investigación (ya he dedicado bastante tinta al asunto, así que en esta oportunidad omito) fueron llevados por la Junta Departamental a la Justicia, la cual dos años y medio más tarde, teniendo también información que aportó la actual gestión de la IMF, lo procesó con prisión por el delito de abuso de funciones en reiteración real, y un delito de falsificación de documento.
Antes de eso, tras la derrota electoral por ajustadísimo margen, tuvo que soportar el golpe más duro de todos: la muerte de su esposa, Malena. Le siguieron la necesidad de vender la bodega de La Cruz (siempre dijo que salió con menos plata de la que entró a la IMF), algunos problemas de salud y por último, luego de haber conseguido la libertad tras 370 días de prisión domiciliaria, el pedido de condena por siete delitos de abuso de funciones, al cual estaba haciendo frente.
Dos visiones cercanas
El día que escribí esta reseña de la vida de Arocena, había hablado por la mañana con Gervasio Martínez, que fue una de las personas que políticamente estuvo más cerca suyo durante tres décadas, y con Francisco Gallinal, líder nacional de la facción blanca que actualmente integra la Agrupación Manuel Oribe: Correntada Wilsonista.
Gervasio no pudo soslayar la cercanía de Arocena con Wilson Ferreira Aldunate, recordando que fue el padre del recientemente fallecido uno de los primeros en señalar a Wilson como un potencial candidato a la presidencia. De hecho el actual integrante de Alianza Nacional aún tiene en la memoria cuando, a fines la década del ‘60, “siendo muy chico” –según indicó- asistió al almuerzo en el “Salón Maravilla” que sirvió de acto de adhesión de la Agrupación Manuel Oribe al Movimiento Por La Patria.
Pero por sobre todas las cosas Gervasio Martínez tiene presente a Andrés Arocena como el dirigente que alentó el ingreso de una camada de jóvenes a la actividad política, pero no para llenar ‘clubs’ o hacer bulto en reuniones o actos, sino a participar. “Para toda decisión él siempre decía: ‘tengo que hablar con los muchachos’…”, recordó Gervasio.
En ese contexto, no les llamó la atención –explicó- que “en medio de la resistencia de la dictadura” haya respaldado la creación del Centro Cultural de Jóvenes que, entre otras cosas, organizó jornadas de canto popular con algunas figuras proscriptas. “Vinieron Estramín y Fosatti, y se cantaba ‘Hasta sucumbir’. Nosotros, si no hubiese sido por el apoyo de Andrés, en realidad no me imagino que nos hubiésemos animado a tanto”, comentó.
Por su parte Francisco Gallinal tiene, lógicamente, una visión más cercana en el tiempo. No porque no lo conociera de antes, sino porque la intensificación del vínculo se dio fundamentalmente en los últimos años. “Consternado” y “sorprendido” por la noticia que en ese momento era muy fresca aún, no pudo evitar referirse a “la dureza de los últimos años”. Primero “sufrió el fallecimiento de su esposa”, y después en lo político “fue objeto de un perseguimiento absolutamente injusto y fuera de dimensión”, señaló, asegurando que “la pérdida de la libertad lo afectó enormemente”, ya que “cuando a una persona probadamente honrada le pasa una cosa de ésas, el golpe es tan grande que termina afectando la salud”.
Por último, recordando que en las contiendas electorales “la suerte le fue bastante esquiva”, quiso hacer mención a la derrota de 2005, sobre la cual no dudó en señalar culpables. “En la última elección, si no fuera por los problemas internos del Partido Nacional él hubiera sido el intendente sin lugar a dudas. Ahí hay responsabilidades marcadas. Lamentablemente la competencia interna terminó con acusaciones incipientes que nos llevaron a perder la elección por unos pocos votos. Impidieron que ganara Arocena, pero también impidieron que ganara el Partido Nacional; eso a él lo golpeó”, comentó Gallinal.
Por si a alguien le interesa
Como, pese a un post como éste, esto no deja de ser un blog, me tomo, como de costumbre, la más absoluta de las libertades para comentar lo que se me canta. En este caso lo que se me canta es qué me parecía Arocena.
Alguna vez Alvaro Riva escribió, en su columna Ruido Urbano de la contratapa de El Heraldo, que nadie como yo tenía tanta cizaña contra Arocena. Para nada. Sí me ofuscó y me ofusca el manejo y el despilfarro de la administración que él encabezó, pero no se asemeja ello a la cizaña que me atribuyó en ese momento el director del diario local (aunque lo hizo en tono jocoso, lo reconozco).
No voy a sorprender a nadie que me conozca si afirmo, como lo he comentado con muchos amigos, que estoy convencido de que, tal como él mismo lo afirmaba, Arocena salió con menos plata de la que entró a la IMF. Pero eso no lo exime de lo otro.
Voy a cortar mucho camino, a tomarme demasiadas licencias para explicarlo, pero creo de rigor hacerlo. Durante los diez años que, trabajando en medios locales, estuve cerca –como periodista- de la agrupación Manuel Oribe, pude observar un grupo muy nutrido de personas que a simple vista se nota bastante homogéneo. Pero con el tiempo comencé a observar los subgrupos con improntas muy diferentes. Primero que nada me refiero a parte del casco menos militante, que en ocasiones participa de plenarios, y que en gran medida entró o aspiró entrar (o hacer entrar a un familiar) a la Intendencia. También hay un casco militante tan residual como el anterior en cuanto a la participación en la orgánicapero, pero que integra la 62 por cuestiones más relacionadas a aspectos tradicionalistas, así como por convicciones ideológicas. Aunque en determinados puntos estos dos grupos son transversales, mayoritariamente los del segundo no tienen para nada las intenciones de los del primero.
Los frentes con peso
Pero fuera de esos dos sub grupos, vi siempre en la 62 dos frentes con señas de identidad más marcadas y diferenciables entre ellos, que son de algún modo el corazón de la actividad de la agrupación.
El primero de estos frentes tiene características más bien familiares, y es el que genera el ambiente más cálido y confortante dentro de la Manuel Oribe. Es fácil notar que sus componentes han estado allí por generaciones, despertando la faceta más afectuosa de la personalidad de Arocena (no quiero cometer el error de dar apellidos y dejar gente afuera). Eso sin desmedro de que integrantes de ese grupo hayan ocupado o no cargos de confianza o hayan integrado los primeros lugares en las listas, e incluso que hayan ingresado a emplos públicos por vías demasiado directas; no viene al caso.
El otro subgrupo se asemeja más a aquél primero de especuladores 'por un trabajito' en la IMF, pero en mayor dimensión; de modo incomparable. No es muy difícil identificar a los integrantes de esta çultima facción. Hasta por la vestimenta se sacan. Se concentran en ellos los párrafos de irregularidades y situaciones espurias que se le achacan a la gestión del ex intendente.
El primero de estos frentes tiene características más bien familiares, y es el que genera el ambiente más cálido y confortante dentro de la Manuel Oribe. Es fácil notar que sus componentes han estado allí por generaciones, despertando la faceta más afectuosa de la personalidad de Arocena (no quiero cometer el error de dar apellidos y dejar gente afuera). Eso sin desmedro de que integrantes de ese grupo hayan ocupado o no cargos de confianza o hayan integrado los primeros lugares en las listas, e incluso que hayan ingresado a emplos públicos por vías demasiado directas; no viene al caso.
El otro subgrupo se asemeja más a aquél primero de especuladores 'por un trabajito' en la IMF, pero en mayor dimensión; de modo incomparable. No es muy difícil identificar a los integrantes de esta çultima facción. Hasta por la vestimenta se sacan. Se concentran en ellos los párrafos de irregularidades y situaciones espurias que se le achacan a la gestión del ex intendente.
Pese a no tener un relacionamiento muy fluido, uno va armando conceptos al trazar características, y lo que llegué a dibujar de Arocena se aleja bastante de lo que se puede delinear de éstos.
No me lo imagino a Arocena ideando o montando algunos vericuetos para conseguir determinados beneficios de modo no muy limpio. Sí me los imagino, sin embargo, a muchos de los componentes de ese sub grupo en esa situación.
No me lo imagino a Arocena ideando o montando algunos vericuetos para conseguir determinados beneficios de modo no muy limpio. Sí me los imagino, sin embargo, a muchos de los componentes de ese sub grupo en esa situación.
¿Entonces? ¿Coincido en que Arocena es inocente? ¿En que fue una víctima de su entorno? No, para nada. Por más trillado que parezca un ejemplo, no se puede tratar de víctima al capitán de un barco que ve cómo algunos marineros están desbaratando el navío y no asume su responsabilidad de hacer, al menos, parar la mano. Máxime si, como agregado, terminaba llamando a nuevos marineros que, sabía, se comportarían igual que los anteriores y no harían más que agravar la situación.
Me comentaba un amigo blanco, y coincido, que el día del sepelio se veía llorar a muchos la pérdida del amigo, y a otros se los notaba angustiados porque saben que, sin Arocena como cara visible, se les va a complicar para acceder a determinados lugares y poder seguir en el baile.
Me comentaba un amigo blanco, y coincido, que el día del sepelio se veía llorar a muchos la pérdida del amigo, y a otros se los notaba angustiados porque saben que, sin Arocena como cara visible, se les va a complicar para acceder a determinados lugares y poder seguir en el baile.
foto superior: gentileza Marcos Pérez
foto del sepelio: gentileza Fabricio Alvarez