martes, 9 de septiembre de 2008

Continuando discusiones

Vengo del último post de Cursosparalelos, por lo cual, para seguir éste, es necesario comenzar por leer aquél. Trata de la conferencia de prensa de Rafael Videla en la Casa Rosada en 1979, donde el dictador argentino intentó, entre otras cosas, explicar que un desaparecido era 'una incógnita'.
La conferencia entera me resulta más atrapante que ese sólo momento. Pero por sobre todo me asombra que por trechos -en ocasiones largos- el discurso de Videla bien podría adjudicársele a un líder guerrillero, y que sus argumentos no por falaces dejan de ser bastante mucho más políticos que militares.
Se da en ese marco, la discusión en los comentarios, a la cual hago un segundo aporte que por largo lo meto aquí.

Marcelo dice:
primera constatación: en los últimos años no hubo un puto programa de televisión en uruguay que reprodujera la producción de periodismo político durante la dictadura. apenas algunas cosas de las postrimerías, y en programas especiales. no hubo programas que abordaran la cosa sistemáticamente. en cambio, el año pasado hubo un programa sobre casos periodísticos del periodo democrático. y no es porque no haya registro: lo que se perdió, por bestialidad de los "curadores" de los canales, es lo anterior al régimen. por ejemplo, no queda nada del telecataplum de los lobizones. no queda nada del glorioso flaco cleanto. no queda nada de coliseo colifato.

segunda constatación: qué impecable lección de periodismo. cómo tenemos que aprender de los argentinos. ellos reflexionan sobre la profesión. la televisión hace muchos programas para hablar sobre sí misma. una mierda, bah. pero también hay programas en que los periodistas hablan de su laburo en bambalinas. lo útil que resulta eso para un estudiante. y que no me rompan las pelotas con eso de periodismo para periodistas. ¿desde cuándo el periodismo no puede ser materia de cobertura?

tercera constatación: no sólo queda pegado videla. también el periodismo gorila y alcahuete. ¿no será por eso que acá no se hacen este tipo de programas? ¿qué periodistas en actividad aparecerían en falsa escuadra, además de assadur assadurián y otros por el estilo?

cuarta constatación: qué bien formuladas las preguntas difíciles. a un estudiante de periodismo de ahora podrá parecerle una chotada, pero había que pensar muy bien estas cosas.

quinta (but not least): qué reverendo hijo de puta videla. mierda en grageas.
Emilio dice:
No dudo que, tal como señala Marcelo, la carencia de programas de estas características obedece en gran medida al temor a quedar en falsa escuadra. Sucede que, a diferencia de lo que ha pasado en Argentina, no sólo los paquetes accionarios sino también las caras visibles (las referencias periodísticas de los canales) cambiaron muy poco en Uruguay en los últimos veinte, treinta y cuarenta años. Son muchos, demasiados, los que quedan en falsa escuadra.

Penúltimo: hay fragmentos del discurso de Videla que fácilmente pueden ser trasladados a la boca de un dirigente tupamaro o al mismísimo Fidel para argumentarse a sí mismo. Es eso también una lección para los que de vez en cuando les hacemos guiños a sus justificaciones.

Último: Terrible hijo de puta Videla. Y como gran hijo de puta tiene en su locuacidad y nivel argumental un arma letal. Podemos -en la desgracia- agradecerle al destino que nos hayan tocado tipos como el Goyo o Aparicio Méndez, porque si hubiese sido uno de las características de Videla, con seguridad no tendríamos idea aún de elecciones, hablaríamos de desaparecidos como de 'incógnitas', los canales no harían mención a la 'inseguridad' (tampoco se animarían a dedicarle tanto espacio a las noticias policiales) y varios post de este blog ameritaría una avalancha de allanamientos de computadoras por todo el país (menos que menos un sindicato policial pediría la renuncia de una ministra –mujer- de Interior.
Tanto como Videla es hijo de puta, hemos sido demasiado infantiles muchos de nosotros al habernos criado creyendo que estos sólo eran viejos chotos, cuadrados e ignorantes. Eran hijos de puta, por sobre todo, pero tenían también algunos (como Videla) otras cualidades que sirvieron para explotar la hijaputez al máximo.

Emilio
Este material esta muy bueno. Creo que es la primera vez que me tomo el tiempo de escuchar a Videla. La tergiversacion de conceptos, es algo no solo espantoso, sino mas espantoso es que muchos argentinos hayan creido en ella.
Como puede haber tanta locura en el mundo...y tipos dispuestos a legitimarla...

Maru dice:
locura? no tiene nada de locura, los milicos sabían muy bien lo que estaban haciendo. Videla sabía lo que estaba pasando y mintió y se justificó. y se burló con todo el cinismo del mundo de los desaparecidos. eso no es locura, es maldad. Videla es un monstruo.
tanto videla y massera como el goyo álvarez, rapela y los tenientes de artigas jugaron a la política y estuvieron tentados de formar sus partidos, para lo cual tuvieron, faltaba más, civilicos dispuestos a acompañarlos. la estructura de su discurso no era muy distinto a los de un político estándar. todos ellos hablaban de democracia "auténtica", así como otros hablan de democracia "avanzada" o democracia "participativa". ésa fue su perdición: si en política no tenés un enemigo, perdiste, y cuando pusieron un proyecto a consideración del electorado en 1980 tuvieron que abrir cancha. y marcharon.

En efecto Marcelo, en efecto.

También es cierto que en Uruguay ha habido una tradición democrática aún en los tiempos más intolerantes (dentro de ésta), por lo cual entre las diversas causas (no creo en una sola), eso debe haber pesado aún más que el no tener contrapeso como partido (aunque si lo observamos de lejos puede ser algo muy parecido el no tener contrapeso u oposición a no ser democrático por más que se diga serlo).

El tema es: tal como señala Pascual Serrano, el cuarto poder es el único de los poderes que actúa sin contrapeso, y sin embargo -esto lo digo yo- goza de ‘buena salud’, salvo cuando aparece el contrapeso de la censura. (Fernández Liria resume, del libro de Serrano: “El gobierno tiene un contrapoder en la oposición. El empresario, en los sindicatos. El poder ejecutivo, el legislativo y el judicial se limitan mutuamente y se obligan a ceñirse a la Constitución. Pero el poder que tienen los medios de comunicación para apropiarse del uso de la palabra en el espacio público carece por completo de contrapeso”).

Pero al grano: la tradición democrática en Uruguay tiene tanto peso, que cuando el Che anunciaba una avalancha de revoluciones en el continente, le transmitió a los jóvenes rebeldes uruguayos que aquí las cosas podían ser de otro modo, “como en ninguna otra parte de América Latina” (ojo, no me refiero a lo que después causó el golpe, porque lógicamente no fue la “lucha antisubversiva”.

Aprovecho un artículo de Leonardo Haberkorn para los párrafos que siguen.

En agosto del 61, cuando el Che estuvo en Punta del Este, El País señalaba: “las convenciones internacionales nos obligarán a recibir por unos días, en tierras de Artigas, a esa excrecencia”.

El Día: “Arribó al país uno de los principales verdugos del pueblo cubano (...) Esta fiera ensangrentada, cuya crueldad sufre todo un pueblo amigo, no bien llegó a Punta del Este, se instaló en una residencia reservada al estilo de un Hitler, un Mussolini, un Kruschev”.

Sobre un discurso del líder revolucionario, El País apuntaba: “Guevara no pasa de ser una mediocridad”.

Como Eduardo Víctor Haedo se tomó unos mates con el Che, El Día comentó que el entonces presidente del colegiado se regodeaba reuniéndose con “seres inferiores”, “rufianes internacionales, la expresión más baja del crimen”.

César Batlle Pacheco, integrante del colegiado, decía que el Che ostentaba “en su vida 580 o 590 asesinatos conocidos”.

Así lo recibían. En ese contexto, el Che les decía a sus seguidores uruguayos, sedientos de revolución armada: “nosotros iniciamos el camino de la lucha armada, un camino muy triste, muy doloroso, que sembró de muertos todo el territorio nacional, cuando no se pudo hacer otra cosa. Tengo las pretensiones personales de decir que conozco América (...) y puedo asegurarles que en nuestra América, en las condiciones actuales, no se da un país donde, como en el Uruguay, se permitan las manifestaciones de las ideas. Se tendrá una manera de pensar u otra, y es lógico; y yo sé que los miembros del gobierno del Uruguay no están de acuerdo con nuestras ideas. Sin embargo, nos permiten la expresión de estas ideas aquí en el Uruguay (...) De tal forma que eso es algo que no se logra, ni mucho menos, en los países de América. Ustedes tienen algo que cuidar, que es precisamente, la posibilidad de expresar sus ideas, la posibilidad de avanzar por cauces democráticos hasta donde se pueda ir; la posibilidad, en fin, de ir creando esas condiciones que todos esperamos algún día se logren en América, para que podamos ser todos hermanos, para que no haya explotación del hombre por el hombre”.

“Lo que no en todos lados sucederá lo mismo, sin derramamiento de sangre, sin que se produzca nada de lo que se produjo en Cuba, que es cuando se empieza el primer disparo, nunca se sabe cuándo será el último”.

Haberkorn apunta que ni El Día, ni El País, ni Marcha reprodujeron ese pasaje del discurso del Che.