sábado, 23 de febrero de 2008

Acostumbrándome a perder

Haberkorn, Rolón, Perera… ¿quién sigue? Mis minutos de recreación (entiéndase en toda su acepción) parecen afectados por una suerte de virus que se va comiendo algunas de las paradas obligadas de mi ruta de escape.

A las dos promocionadas salidas, una de ellas ya referida aquí, se sumó esta semana la del matemático Gonzalo Perera, cuya pluma no estará semanalmente en Voces.

Socialista librepensador, Perera ha sido, dentro de un semanario que hasta la identificación nominal con el Frente Amplio lleva, una buena bofetada a la hemiplejia política y al ‘no hagan olas porque la plancha la estamos haciendo nosotros’. Es uno de esos sujetos que parecen haberte plagiado los argumentos antes de que se te ocurran, pensando mientras lo lees: “mirá porqué pienso lo que pienso, y eso que no se me había ocurrido”, por más absurdo que algo así pueda parecer.

Es de los que entiende que la tarea de la izquierda uruguaya es “forjar la mayor libertad y justicia para toda la sociedad, desde una perspectiva racional y solidaria”. Puede parecer un lugar común, pero lo cierto es que cuando se habla de solidaridad suelen entreverarse los tantos, mientras que libertad y justicia suenan a dos postulados universales que por gastados algunos hasta prefieren evitarlos en sus discursos. Pero reivindicarlos es necesario, como necesaria es la racionalidad que menciona.

Yo esperaba todas las semanas que Emiliano Cotelo no se dejara influir por Paco y lo convocara a las Tertulias de En Perspectiva, lo que finalmente sucedió en los últimos meses. Pero una transferencia le impide seguir jugando. Estará ahora en el directorio de Antel, y no quiere “chiflar y comer gofio al mismo tiempo. Nuevos desafíos requieren el 100% de mi tiempo”, explicó en su última columna, este jueves 21 en Voces del Frente.

Mis crisis de hemiplejia intelectual, que compensan, entre tantos, tipos como Perera o como Haberkorn, tan distantes entre ellos y tan sensatos ambos (de eso se trata, ¿no?), supongo que me estarán invadiendo más que de costumbre.

¿Una prueba escrita de los planteos de Perera?: sus referencias a ‘la isla’ cuando Voces convocó a sus columnistas a opinar sobre el traspaso de mando de Fidel a su hermano Raúl.

Vaya que son saludables comentarios así de un socialista que se considera un “enamorado de Cuba, de su música, su mezcla, su rica historia y, sobre todo, su gente. La que no hace la revolución cómodamente sentada en un sofá de Punta Carretas, sino sudando dentro de una guagua o camello, juntando agua en un balde para bañarse y haciendo malabares para conseguir ‘one dollar’ o un medicamento”.

Es saludable que un socialista cuestione: "¿Es posible que, a 46 años del triunfo revolucionario, Cuba siga siendo conducida por un mismo hombre? ¿Es posible que su sucesor sea su hermano? ¿Es posible que los plebiscitos en Cuba sean sistemáticamente aprobados por un 99% de votos? ¿Es posible aparecer en un medio de comunicación masivo en Cuba para expresar, la franca, total y absoluta discrepancia con el Comandante? ¿Es posible que los diarios parezcan folletines de propaganda y la TV una interminable mesa redonda para explicarle a la población la sabiduría de las decisiones gubernamentales? ¿Es posible que en juicios de la trascendencia del que siguieran el General Ochoa y sus allegados, la alocución de la defensa haya sido casi coincidente con lo que en otro país alegaría la fiscalía, pero jamás la defensa? (…) ¿Es razonable que el Estado tenga el derecho de obstaculizar la circulación de personas que no han cometido crimen ni falta alguna? ¿Es creíble que en un país donde las condiciones laborales no son ni perfectas ni mucho menos, no haya paros, ni protestas sindicales? ¿Es razonable que se acumulen espontáneamente cientos de miles de personas en cada espontáneo acto de masas, a los que espontáneamente se les conduce desde sus lugares de trabajo, a revolear espontáneamente la misma banderita y gritar las mismas espontáneas consignas?

Casualmente en ese mismo artículo Perera escribía: “Ojalá que el Comandante Fidel Castro recupere bien pronto toda su salud y energía. Y que la use para dar el gran paso que todo hombre político debe dar para entrar en la Historia. Retirarse voluntariamente, alentando a que nuevas generaciones profundicen lo mucho que se hizo de bueno y corrijan a tiempo todo lo que se hizo mal. ¡Que así sea y que viva Cuba!!”.

Un año y algo más tarde, prácticamente por las mismas horas en que Perera aceptaba pasar a Antel y en consecuencia renunciaba a sus columnas, Fidel avisaba su paso al costado.

Edito: claro que el 'paso al costado' fue por cuestiones de salud, y de más está decir que no fue tan 'al costado'.