martes, 4 de agosto de 2009

Quién dijo que todo está perdido

El escenario que quedó montado el domingo a la mañana a la altura del kilómetro 122,600 de la ruta 5 era escalofriante. A diferencia de lo ocurrido en el choque del 15 de enero de 2008, cuando un camión se llevó por delante una camioneta en la que viajaban dos familias, muriendo nueve personas, esta vez los cuerpos no salieron despedidos. Igual así, no resultaba menos dantesca. La escena estaba dentro del auto, y era de fácil alcance para los fotógrafos y camarógrafos: seis personas muertas, dos de ellas, niños. Los que asistieron esta vez a cubrir, eran todos floridenses. Las imágenes que mostraron los canales de alcance nacional, fueron tomadas por floridenses. Las fotos, también.
El panorama era el ideal para que Montecarlo, con su "si la nota mide bien la estiramos", le dedicara un informativo entero para vender a puro morbo. La escena parecía pedida por Crónica TV; era la peor posible.

Sin embargo, no vi más que algunos pelos (inevitables, por dónde estaba ese cuerpo), y una prenda que había quedada donde poco antes se alojaba un motor. Pese a que todo era propicio para demostrar el potencial periodístico del morbo, quienes fueron a cubrir aquello prefirieron renunciar a esa opción. Me reconforta, me enorgullece. Es lo que debería ser sin mayores planteamientos. Es lo que debería darse naturalmente, pero en épocas en las cuales para muchos periodistas es difícil plantarse ante el insistente pedido de editores, jefes de informativos, etc., es en parte un mérito.