miércoles, 22 de febrero de 2012

Predispuestos (no me gustan las instituciones)

El lunes sobreviví al carnaval de La Pedrera. Me avisaron por todas partes que no tenía que hacerlo, pero fui. Una locura. Haberse visto, unas 25 mil personas interactuando en una recta de menos de un kilómetro, con el destacamento de la seccional policial vallado, con carencia de 'hombres del orden' uniformados y con lo que generan desinhibidores como el alcohol y otras drogas. Había tanta gente como población tienen muchas ciudades del interior del país. Todos los habitantes dispuestos en una misma recta, alcoholizados en su inmensa mayoría, sufriendo y generando continuos roces, mojaduras o 'ataques de espuma'.

La previa era con la noticia de un fallecido en un accidente de tránsito, generado por un conductor ebrio, que declaró ir "practicando juegos sexuales". La culpa era, supongo, del carnaval de La Pedrera. 

No vi un solo desmán. Sé que los hubo, y que fueron neutralizados por la policía. Vi gente 'pasada', pero de fiesta. Es impensable. Habría que ver en unas diez horas cuántas personas llegan a la emergencia del hospital de cualquiera de las ciudades del interior que tienen entre 20 mil y 30 mil habitantes, y con qué tipo de lesiones. Esa cifra tomarla sin pensar que está toda esa ciudad abarrotada en menos de un kilómetro, interactuando, rozándose, empapándose, y con casi la totalidad de la población bajo los efectos del alcohol y/u otras drogas (me asombra cómo en 2012 trabajadores de prensa siguen hablando en sus crónicas de "alcohol o drogas", excluyendo al primero del grupo de las segundas). Lo mismo con las seccionales policiales de esas ciudades: ¿cuántas actuaciones tienen a diario?.


Sería oportuno preguntarle a alguien que trabaje en estadísticas cuál sería el nivel de probabilidad de desmanes, con tanta gente en tan poco espacio y en tales condiciones.

Supongo, entonces, que ganó la predisposición a divertirse. Mucha predisposición para divertirse hay que tener para ir en barra todos disfrazados de Pitufos, o de policías, de presos, ángeles, vikingos o de lo que fuese, con tamañas producciones, y neutralizando simplemente con la fiesta cualquier intento de frustrar la alegría en desmanes.

El mensaje de este carnaval es un problema: algo es posible, se cristaliza, autoconvocado, sin la participación de la institucionalidad, y sale bastante bien.  Mejor que en muchos otros lugares, y con la particularidad de que no hay lugar para espectadores: es un carnaval en el cual, salvedad de los comerciantes (que en su mayoría aportan con atuendos y arreglos temáticos en las barras), todos son participantes directos, desde la pista.
Que algo casi anárquico no sea una debacle, es un mensaje inquietante, me imagino.

Como toda la previa fue de alerta de debacle, y la debacle no ocurrió, quienes estuvimos en la fiesta acudimos atónitos, pero sin negar una sonrisa irónica, a los informes de los medios nacionales mostrando los vestigios de la celebración, no muy diferentes a los de cualquier fiesta de la que participan más de 20 mil sujetos, pero en este caso presentados tales vestigios como alguno de los anillos del infierno que Dante atravesó en La Divina Comedia.

Sensato apareció un día después el jefe de Policía de Rocha, Oscar Miraballes, bajando tres cambios a la conmoción de lo que pudo haber ocurrido. Los medios no se rindieron. No cesaron con la idea de descontrol y posible tragedia, mientras anunciaban lo genial del carnaval de Melo, con Zaira Nara, anunciada por un cronista que resaltó todos sus atributos y lo exultantes que estaban los arachanes ante la modelo que, no perdieron oportunidad de mostrar, en medio del desfile se agachó para saludar al intendente Sergio Botana.

viernes, 17 de febrero de 2012

Ajustando un par de tuercas sobre la designación de Sebastián Navarro en Talleres de la IDF

Hay dos conceptos que suelen confundirse en el periodismo: honestidad e independencia. Se puede ser absolutamente independiente y poco honesto; como dependiente y honesto, al admitirse dependiente; como honesto e independiente simultáneamente; y finalmente, la más corriente, dependiente y deshonesto.
Las libertades y capitales del periodismo han quedado reducidas, lamentablemente, a las empresariales, pero no se debe renunciar a que lo sea lo menos posible. El capital del periodismo debe ser la credibilidad, y perderla tendría que ser fatídico. Lamentablemente esto no es así para buena parte de la población.

Que un medio esté ligado a un gobierno y oculte información indiscutiblemente trascendente para que el lector saque conclusiones, es algo que en ocasiones, por reiterado, ya no merece que uno se detenga a analizarlo para ubicarlo en alguna de las anteriores casillas. Incluso excede ya cualquier debate sobre la ética periodista. Ayer, por ejemplo, el diario local El Heraldo se extendió sobre la designación de Sebastián Navarro para Talleres de la IDF. Dio a conocer su currículum, sus antecedentes, pero obvió señalar con clara intencionalidad que se trataba del esposo de la secretaria general de la Intendencia, Macarena Rubio.

Y se me ocurre apuntarlo como preámbulo a una aclaración. Hasta hace relativamente poco tiempo estuve vinculado familiarmente con ellos (con Navarro y Rubio). Y esos vínculos no se deshacen de un día para el otro, por lo cual, afectivamente sigo estando ligado (al punto que les debo aún un asado, y tengo por devolverle a Sebastián un traje!!).
Esos vínculos no me han pesado para señalar manejos de la Intendencia en cuanto a contrataciones, actos de gobierno, etc, como tampoco me han pesado otros más directos para opinar acerca de la inoperancia de la bancada de ediles del FA, siendo mi padre curul de esa fuerza política.

Al grano. La designación en cuestión tiene varias aristas, y posibilitan confirmar otra vez la habilidad de Enciso para resolver mucho con un solo movimiento. Por un lado, en lo netamente operativo, reafirma la idea de que no por tener conocimientos en mecánica se asegurará una buena gestión. Le pasó a Juan Francisco Giachetto. Precisamente, con alguien formado en materia de recursos humanos, con experiencia en cadenas de mando rígidas y fundamentalmente en sistemas de compras, Enciso avanza tres casilleros en materia de gestión en Talleres.
Pero hay otras dimensiones. Aparece también como 'movida' oportuna en momentos de apuesta a la interminable promesa (que se ha dado administración tras administración) de un parque industrial en Florida, habiendo logrado la cesión de un predio de la Fuerza Aérea. Le sirve a Enciso el tener este 'puente constante' entre la comuna y el Ministerio de Defensa (de donde proviene Navarro), otorgándole además la responsabilidad de "generar toda la estructura logística del parque, del nexo con el ministerio", como señaló el intendente en conferencia.

Pero hay más. La designación del marido de la secretaria general en momentos en los cuales se agitan las aguas de la interna blanca y al intendente se le puede estar complicando encolumnar a sus ediles y dirigentes, puede ser leída también como "un mensaje fuerte hacia adentro", diciendo que "responde a quien le es fiel", tal como me apuntó ayer alguien que fue funcionario de particular confianza en el gobierno departamental del FA.
Al comienzo de la administración, Enciso había dado señales similares, al nutrir su gabinete en puestos neurálgicos sin pagar por peso electoral en la interna, sino por ecuación confianza y conocimiento técnico. La designación de Rubio es un buen ejemplo, habiendo obtenido menos de trescientos votos en las internas de 2009. Fue una buena manera de recordar que él era quien tenía la abrumadora mayoría blanca, y que si bien dependía de todos, el timón y el barco eran suyos.

Estas líneas las motivan las objeciones de la oposición a la designación de Navarro estrictamente por ser el marido de la secretaria general. Es claro que puede dar lugar a la desconfianza que suele explicarse con aquello de "el bosque es grande y siempre son los mismos osos". Pero la historia demuestra que en la actividad política a la hora de confiar más, el ser humano apunta frecuentemente a sus vínculos más cercanos. En este caso, relación de amistad mediante, está el hecho de ser un vínculo familiar de una de sus funcionarias de máxima confianza, además de tener quizás los mayores méritos en currículum si se lo compara con quienes lo antecedieron desde el pasado inmediato hasta varios lustros atrás, fundamentalmente cuando el área ha dado muestras, una y otra vez, que depende de dos aspectos: capacidad de mando y recursos humanos. A ello se agrega que el 'problema' con Felix Guerra se dio en el sistema de compras y ventas, teniendo Navarro formación y experiencia en ello.

Finalmente, y como modo de refrescar que es algo frecuente ver 'marido y mujer' en un gobierno, contando cargos de confianza además de los electivos, y que incluso esto se da hasta en mismas instituciones estatales, cabe compartir esta nota del diario El País sobre las parejas en el actual período de gobierno.

lunes, 13 de febrero de 2012

No hay peor cuña...

Puede parecer contradictorio, pero no. Da la sensación que la falta de una oposición sólida está terminando por complicarle la interna al intendente Carlos Enciso.

Con un Frente Amplio que, contadísimas excepciones, sufre una absoluta carencia de interlocutores válidos y de peso en la agenda local; con la ausencia de una estrategia colectiva y pegando la mayoría de las veces de manera desordenada y en puntos donde si no se es penetrante se corre el riesgo de parecer Pulgarcito queriendo derribar a trompadas a un elefante, el actual intendente pasó su primer año de gestión casi sin inconvenientes. Incluso en la “compulsa telefónica” que realizó CW33 La Nueva Radio, que aunque carezca de rigor científico tiene como respetable antecedente darlo por vencedor por un apretadísimo margen en mayo de 2010, el jefe comunal se acercaba al 90% de aprobación. Y no debía extrañar. Una serie de medidas tangibles y de alcance popular, así como un transitar sin los obstáculos que pueden surgir a través de medios de comunicación hicieron de esa aprobación algo verosímil.

Un año y medio después de haber asumido, Enciso tiene un 67% de aprobación, ahora sí rigor científico mediante, más concretamente de Equipos Mori. Y es de los mejores del país ese nivel, lo que confirma que lejos ha estado de maremotos, aunque sí ha tenido que enfrentar algunas olas, pero que en definitiva no llegan a desacomodarlo. Claro, no muy distinto era el nivel de aprobación de Juan Francisco Giachetto tras el segundo año de mandato. Llegaba al 60%, y en 2010 perdió. Parece imposible pensar hoy que Enciso corra la misma suerte, aunque queden más de tres años de gestión. Tiene el principal diario local, que tradicionalmente ha marcado la agenda vernácula, empapándose por momentos en las aguas del boletín partidario, y con su director jugando partidos simultáneos en las dos canchas (con un puente que suele conectar una con otra de manera casi constante); y por otro lado es notorio que, aunque en una realidad muy diferente a la de El Heraldo, la radio de mayor alcance es campo más fértil para que siembre y coseche Enciso que Giachetto.

El FA la tiene complicada. Por cómo está parado hoy como oposición, carente de conducción, con escenas hasta infantiles en ámbitos públicos de sus cúpulas formales; sin aquel viento absolutamente a favor del medio que aún se relacionaba a Giachetto en 2005; sin el propicio escenario del novel triunfo a nivel nacional y el mayor nivel de rechazo a los partidos tradicionales, se hace muy difícil pensar que el FA pueda quitarle la Intendencia al PN. Máxime en un departamento donde el piso electoral blanco postdictadura es muy alto.

Parece contradictorio, pero no. Ese panorama ‘cómodo’ está terminando por agitar las aguas internas del partido de Enciso. Su sector parece agrandarse cada vez más dentro del PN, pero alimentándose de blancos. Como consecuencia se van desgajando las otras corrientes. Además los dirigentes han comenzado a ver prácticas más corrientes en épocas del anterior gobierno nacionalista en Florida y a las cuales hasta el momento Enciso venía recurriendo más escasamente: ediles que renuncian a la Junta para pasar a cuadros del Ejecutivo; familiares de curules que ingresan a la Intendencia; y por ende un mecanismo de ‘neutralización’ que si no se ejerce con paridad hacia todas las facciones, termina por hacer imposible el mantener la estabilidad de sus cuadros.
Incluso para agregar algunas olas, parece sumarse la campaña electoral de ADEOM, gremio al que se le ha escapado algún disparo inesperado, aunque parece claro que es transitorio y que ha apuntando a actores sin peso político para que tampoco pueda resultar un boomerang.
Un día antes de partir hacia Italia, Enciso me confirmó que no se darían “grandes cambios” en su gabinete. Incluso dejó entrever que variantes de “nombres” no se darían, sino de “lugares” donde estos se encuentran.

Parece lógico que Enciso entienda que no es momento de “prescindir” de nadie, si lo que se quiere es no ayudar a agitar más las aguas. Sin embargo, parece también momento de que la interna sienta quién lidera y quién tiene la sartén por el mango.