De no existir la interna blanca, poca vida tendría la previa a los comicios en los que, por tercer período consecutivo, se eligen las convenciones departamentales y nacionales.Al menos es así en Florida, donde el Partido Colorado ha tenido un peso pesado como Amaro. Éste consiguió que esa colectividad, que registraba el 7% a nivel nacional, en este departamento votase entorno al 15%. Los colorados quedaron en un 8 a 2 en su interna pasada, por lo cual vale convenir que lo que se dice "atractiva" no era esa disputa. Tanto es así que para que José Pedro Delgado pudiese ser candidato, la 22 de Amaro le prestó algunos convencionales.
La del Frente Amplio tal vez pueda ser un poco más atractiva, pero se trata de agrupaciones estáticas por ser departamentales de grupos nacionales, salvedad de la corriente "matista" 3F, que no depende de nadie a nivel central (léase Montevideo). Después, el resto, es un espejo con tímidas variantes del mismo partido que se juega en todo el país. Podría atraer saber cuáles serán las alianzas en mayo, pero no mucho más que eso. (Ojo: el culebrón mediático Dárdano-Vega hace temblar estos argumentos).
Sin emargo la interna blanca es una fiesta. Allí, ya no sólo de sector a sector, sino dentro de ellos, se marcan votos para ver qué tanto pesa cada uno, y al decir 'cada uno' digo cada dirigente, no cada grupo, aunque en definitiva también se mida eso. La cartelería no deja mentir.
Además, de junio a octubre y de octubre a mayo es una película llena de sorpresas. Si bien en muchos casos hay una esforzada y coherente estabilidad, no deja de ser comprobable que un líder, caudillo o todo un sector entero puede ser wilsonista hoy y de Soplan Vientos mañana, para pasar a instalarse minutos más tarde en el riñón del herrerismo (donde están los Luis Alberto Heber, los Jaime Trobo, etc).
Y no importa qué tanto se condiga con el discurso del referente nacional que ocasionalmente se acompañe. Vidalín llegó al Congreso de Intendentes que se desarrolló en abril en Florida, quejándose de los "uruguayos con muy poco amor a la patria chica" que, para pagar menos, "empadronan en otros departamentos". A Martín Brescia, que gestionó su propia lista para sumar junto a Vidalín, poco parece impotrarle lo que diga el intendente duraznense de dirigentes como él. De hecho tiene dos camionetas empadronadas en otros departamentos, incluida la ploteada con su nombre y sus listas.
Pero de eso no trataba este post, sino de la lucha que eso desata, que obliga a diferenciarse del contrincante (ocasional o tradicional), ya sea parándose más a la izquierda, al centro o más a la derecha que el otro, o tirándole un cortito sin nombrarlo.
En esa lógica se aplica el infaltable termómetro de ismos. El mismo que en el FA se aplica para ver quién tiene más años de militancia, quién de frenteamplista, quién de socialista o de tupamaro, etc. (ahora se estrena el de 'oficialistas'). En los colorados está en uso como pocas veces el batllistómetro, mientras que en los blancos desde hace algunos lustros funciona más que bien el wilsonistómetro.
Me acaba de llegar un mail de la gente de la lista 51 de Alianza Nacional. El grupo da a conocer la plancha de su lista, la que acaban de presentar a la oficina departamental de la Corte Electoral.
En el mail, que envía a los medios el candidato a la diputación Gervasio Martínez, se subraya que la plancha es cerrada por el escribano Carlos María Frescia, "último diputado wilsonista por el departamento".
Espero un rato. Ya vendrá la respuesta de Carlos Enciso, diputado por la tradicionalmente wilsonista agrupación Manuel Oribe (lista 62), históricamente liderada por alguien muy cercano a Wilson como fue Andrés Arocena. El grupo floridense integra además la Correntada Wilsonista. Es cuestión de esperar que salte Enciso a responder, pues.
Como apunte, muy arbitrario por cierto, adjunto un párrafo de una entrevista a Wilson a su regreso de Buenos Aires y posterior liberación. Y aclaro que no va como mercurio del wilsonistómetro.
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