viernes, 17 de febrero de 2012

Ajustando un par de tuercas sobre la designación de Sebastián Navarro en Talleres de la IDF

Hay dos conceptos que suelen confundirse en el periodismo: honestidad e independencia. Se puede ser absolutamente independiente y poco honesto; como dependiente y honesto, al admitirse dependiente; como honesto e independiente simultáneamente; y finalmente, la más corriente, dependiente y deshonesto.
Las libertades y capitales del periodismo han quedado reducidas, lamentablemente, a las empresariales, pero no se debe renunciar a que lo sea lo menos posible. El capital del periodismo debe ser la credibilidad, y perderla tendría que ser fatídico. Lamentablemente esto no es así para buena parte de la población.

Que un medio esté ligado a un gobierno y oculte información indiscutiblemente trascendente para que el lector saque conclusiones, es algo que en ocasiones, por reiterado, ya no merece que uno se detenga a analizarlo para ubicarlo en alguna de las anteriores casillas. Incluso excede ya cualquier debate sobre la ética periodista. Ayer, por ejemplo, el diario local El Heraldo se extendió sobre la designación de Sebastián Navarro para Talleres de la IDF. Dio a conocer su currículum, sus antecedentes, pero obvió señalar con clara intencionalidad que se trataba del esposo de la secretaria general de la Intendencia, Macarena Rubio.

Y se me ocurre apuntarlo como preámbulo a una aclaración. Hasta hace relativamente poco tiempo estuve vinculado familiarmente con ellos (con Navarro y Rubio). Y esos vínculos no se deshacen de un día para el otro, por lo cual, afectivamente sigo estando ligado (al punto que les debo aún un asado, y tengo por devolverle a Sebastián un traje!!).
Esos vínculos no me han pesado para señalar manejos de la Intendencia en cuanto a contrataciones, actos de gobierno, etc, como tampoco me han pesado otros más directos para opinar acerca de la inoperancia de la bancada de ediles del FA, siendo mi padre curul de esa fuerza política.

Al grano. La designación en cuestión tiene varias aristas, y posibilitan confirmar otra vez la habilidad de Enciso para resolver mucho con un solo movimiento. Por un lado, en lo netamente operativo, reafirma la idea de que no por tener conocimientos en mecánica se asegurará una buena gestión. Le pasó a Juan Francisco Giachetto. Precisamente, con alguien formado en materia de recursos humanos, con experiencia en cadenas de mando rígidas y fundamentalmente en sistemas de compras, Enciso avanza tres casilleros en materia de gestión en Talleres.
Pero hay otras dimensiones. Aparece también como 'movida' oportuna en momentos de apuesta a la interminable promesa (que se ha dado administración tras administración) de un parque industrial en Florida, habiendo logrado la cesión de un predio de la Fuerza Aérea. Le sirve a Enciso el tener este 'puente constante' entre la comuna y el Ministerio de Defensa (de donde proviene Navarro), otorgándole además la responsabilidad de "generar toda la estructura logística del parque, del nexo con el ministerio", como señaló el intendente en conferencia.

Pero hay más. La designación del marido de la secretaria general en momentos en los cuales se agitan las aguas de la interna blanca y al intendente se le puede estar complicando encolumnar a sus ediles y dirigentes, puede ser leída también como "un mensaje fuerte hacia adentro", diciendo que "responde a quien le es fiel", tal como me apuntó ayer alguien que fue funcionario de particular confianza en el gobierno departamental del FA.
Al comienzo de la administración, Enciso había dado señales similares, al nutrir su gabinete en puestos neurálgicos sin pagar por peso electoral en la interna, sino por ecuación confianza y conocimiento técnico. La designación de Rubio es un buen ejemplo, habiendo obtenido menos de trescientos votos en las internas de 2009. Fue una buena manera de recordar que él era quien tenía la abrumadora mayoría blanca, y que si bien dependía de todos, el timón y el barco eran suyos.

Estas líneas las motivan las objeciones de la oposición a la designación de Navarro estrictamente por ser el marido de la secretaria general. Es claro que puede dar lugar a la desconfianza que suele explicarse con aquello de "el bosque es grande y siempre son los mismos osos". Pero la historia demuestra que en la actividad política a la hora de confiar más, el ser humano apunta frecuentemente a sus vínculos más cercanos. En este caso, relación de amistad mediante, está el hecho de ser un vínculo familiar de una de sus funcionarias de máxima confianza, además de tener quizás los mayores méritos en currículum si se lo compara con quienes lo antecedieron desde el pasado inmediato hasta varios lustros atrás, fundamentalmente cuando el área ha dado muestras, una y otra vez, que depende de dos aspectos: capacidad de mando y recursos humanos. A ello se agrega que el 'problema' con Felix Guerra se dio en el sistema de compras y ventas, teniendo Navarro formación y experiencia en ello.

Finalmente, y como modo de refrescar que es algo frecuente ver 'marido y mujer' en un gobierno, contando cargos de confianza además de los electivos, y que incluso esto se da hasta en mismas instituciones estatales, cabe compartir esta nota del diario El País sobre las parejas en el actual período de gobierno.