sábado, 26 de abril de 2008

Hacerlo no está mal. El tema está en decirlo

Alguna vez Julio María Sanguinetti le recriminó algo a Hugo Medina. Fue reconocer públicamente que había dado órdenes de torturar. No le recriminó pedir que se torture a alguien, sino reconocerlo en una entrevista que le hizo César Di Candia para el semanario Búsqueda en 1991.
Anoche el entrevistador brindó un taller en el Centro Comercial, invitado por el grupo de maestros jubilados José Pedro Varela en el marco de los 199 años de la fundación de la "Villa de la Florida".
La idea de la charla, a la que asistieron unas treinta personas, era que el periodista narrase su carrera, su obra, y en el desarrollo fuese mechando anécdotas. Así sucedió.
Describiendo “lo pintoresco” de algunas situaciones y el apoyo de “la suerte” en el trabajo, recordó entre otras una entrevista que le realizó a Hugo Medina en 1991, cinco días después de cumplir los tres años de retiro. Los generales del Ejército tienen (o tenían) como norma no hablar en entrevistas hasta tanto cumplir tres años de haber abandonado la actividad. Di Candia no lo sabía, pero la suerte quiso que se le ocurriera pactar la charla justo cuando la veda estaba terminando. “¿Dio órdenes de torturar?”, preguntó el periodista en un momento. “Di”, reconoció el entrevistado.
Estaba previsto sacar la nota en tres ediciones, pero atento a la confesión del general Medina, valía la pena mandarla de una. El mismo día estaba agotada la edición. “La gente sacaba fotocopias”, contó anoche el autor de la nota. Las agencias internacionales escribieron sobre esa palabra de dos letras que se presentaba como el primer reconocimiento por parte de un militar de la utilización de torturas en los “interrogatorios” a presos políticos durante la última dictadura uruguaya, lo que –independientemente de lo que haya ocurrido políticamente o judicialmente- aumentó más aún el prestigio del periodista.
Como al pasar, casi como un detalle menor e insignificante, Di Candia contó que días después de ser publicada la nota llamó a Medina para saber qué repercusiones había tenido ésta en su entorno. Según el periodista, el general le contó que sus camaradas lo habían llamado para felicitarlo, pero no así Sanguinetti*, quien si bien lo telefoneó lo hizo para decirle que era “un idiota”, y para preguntarle “por qué hablaba cosas que no tenía que hablar”. Por haber torturado, nada.

* Di Candia contó anoche que Medina le dijo que “lo había llamado Sanguinetti, que en ese entonces era el presidente”. La entrevista de Búsqueda fue publicada en 1991 (según indica Wikipedia), es decir cuando ya había comenzado el período de gobierno de Luis Alberto Lacalle. Deduzco que el error de Di Candia fue el temporal y no el de identificación del sujeto que llamó al confesado militar.

PD: La charla de De Candia en sí motivará otro post.