sábado, 5 de abril de 2008

"Afortunadamente", más allá de todo

Hace un año o dos tuve que hacer trasbordo para llegar desde Florida a Kiyú, donde se estaba desarrollando el campamento de la Juventud Socialista. Coordinamos con un amigo para que en Tres Cruces me levantara uno de los disertantes de esa tarde, el contador Alvaro García, presidente de la CND. No tenía el gusto, más que a través de los medios. Incluso diría que fundamentalmente sabía más sobre él por su relación a la murga de Sayago.

Hablamos prácticamente durante todo el viaje, con el espectáculo Contrafarsa 2003 (estoy casi seguro) como cortina musical de fondo. Noté que quería aprovechar para saber cómo se observaba ese momento del gobierno nacional, su relación con el FA, etc., desde la perspectiva del joven frentista. Por lo visto no tuvo mayores sorpresas en ese sentido, aunque sí lo noté satisfecho de confirmar algunas de sus hipótesis.

Por mi lado quedé por demás entusiasmado que alguien que aún le faltaba más de un lustro para llegar a los 50, con una exitosa carrera profesional, pudiese tener y transmitir con claridad las ideas de un "proyecto país" con un mismo horizonte hacia el cual uno cree dirigirse. Claro, de todos modos tenía mis objeciones para varios de sus comentarios, pero no importaban luego de dos o tres párrafos casi que narrados a pedido sobre una serie de temas que me preocupan más y que no menciono puesto a que su opinión fue dicha en un ámbito cerrado.

Ese día, o mejor dicho la semana después a ese sábado (estoy casi seguro que era sábado, por un hecho concreto) , no cerró bien para García. Su intervención casi íntegra, con entrecomillados y hasta paréntesis (que confirman que hubo grabación), fue página 3 de Búsqueda el jueves inmediato. No es que haya dicho algo para esconder, sino que en un ámbito con características muy particulares y tirando ideas "en confianza" dijo, entre otras cosas, que tal vez había que firmar no un TLC con EEUU sino catorce, en plena discusión y alusión a trenes que pasan o que atropellan entre canciller y presidente de la República.
El caso es que siempre me quedé con esa idea: ¿Por qué un tipo joven, que concibe el socialismo desde una realidad contemporánea y no a partir de la Rusia del zar, es casi una excepción en un gobierno de izquierda? ¿Por qué no podría asumir una secretaría de Estado?

Pensé siempre que, tal como están las cosas, podía esperar morirme antes de ver un ministro de 45. Hoy, tras conocer esta noticia, hasta se me ocurre que puedo llegar a ver uno de treinta y pico, como los tenía García cuando fue nombrado gerente de planeamiento y control de gestión y costos en Pirelli Cabos Energía y Telecomunicaciones, en San Pablo.

Más allá de cómo esté concibiendo el mundo: por suerte.