
Complicado omitirlo. Bicho raro si los ha habido en la televisión argentina. Tenía un día, sentada frente a las cámaras, a
Katja Alemann, la actriz ex-esposa de
Omar Chabán (en ese entonces recientemente procesado por la tragedia de
Cromagnon). En medio de la entrevista ésta no aguanta más y larga el llanto, pero quiere seguir hablando.
Guinzburg le dice que no, que mejor era ir a un corte, para después volver y hablar tranquila. Con seguridad las mediciones aumentaron en esos minutos y la espera al siguiente bloque fue sumando televidentes. Pero, como cachetada al morbo, si bien al regreso
Katja quiso retomar el tema,
Guinzburg le dijo que no tenía por qué respondenrle, así que a otra cosa mariposa.
Es una cuestión estúpidamente básica, pero -en medio de la carnicería televisiva argentina- trasluce los valores inmaleables que unos pocos siguen conservando.